Dentro de unos días, en un solo volumen, Páginas de Espuma publicará todos los cuentos de Carlos Castán. Aunque tengo todos sus libros, tesoros de biblioteca construida con esfuerzo e ilusiones, supongo que terminaré haciéndome con un ejemplar. Quién sabe el destino de mi biblioteca cuando ya no esté por aquí, pero qué más da: el placer de ese volumen será solo para mí, dentro de unos días. En Castán reconozco algunos fríos, soledades, músicas, corazones y juguetes rotos, ansiedades, mitos, esperanzas, pérdidas, tristezas, tiempos de todos los colores, sensaciones variadas, sentimientos profundos. El olor de la infancia y las huellas de amores posibles o imposibles, también el deseo, los deseos. Todo eso, y algunas cosas más, está en sus personajes, en sus descripciones, en sus atmósferas. En cada página construida con precisión y delicadeza. Todo eso, en un solo volumen, dentro de unos días. El placer de tocar esas hojas. Recordar el pasado. Vivir el presente, por complicado que esté siendo. La alegría, y la emoción, de la gran literatura.
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