Tengo escrito que, para mí, la auténtica decadencia en la que vivimos empezó cuando comenzaron a derribar cines a diestro y siniestro para construir supermercados y gimnasios. Estos días, después de leer que Paquirrín tiene un doble disco de oro, creo que ya no hay retorno posible. O ya no lo verán nuestros cansados ojos.
Y sólo puedo pensar en una cosa: en toda esa gente con verdadero talento que se pudre en cualquier cuneta, haciendo hamburguesas por tres miserables duros o viviendo en casa de sus padres con 40 años.
Definitivamente, la misantropía va a ser el mejor plan.
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