Quizá sólo somos verdaderamente conscientes del vertiginoso paso del tiempo cuando nos vemos en el espejo, cualquier mañana en la que no nos levantamos muy contentos con nosotros mismos, o cuando recordamos una fecha especial, triste o alegre, por el motivo que sea. Así, ayer mismo. Diez años ya sin Terenci Moix. El escritor, el personaje, el amigo de Maruja Torres y de la Espert y de la Caballé, el amante del cine... El que escribía en los periódicos y el que escribía libros. El que confesaba, hace ya tantos años y con una naturalidad aplastante (le pesase a quien le pesase, que, por entonces, les pesaba a unos cuantos), su homosexualidad. Aquellas palabras, que tanto ayudaron a adolescentes como yo, en ciudades pequeñas, en colegios como cárceles, en ambientes opresivos. El Terenci de sus libros más serios, el Terenci de sus libros imprescindibles sobre cine, el Terenci de aquellos otros libros que eran endiabladamente divertidos y sarcásticos y que representaban a la sociedad del momento, y el Terenci de sus memorias. Memorias implacables con los demás y consigo mismo, con la sociedad que le tocó vivir, con la que soñó, con el amor... Páginas inolvidables de la mejor literatura. Tres volúmenes que van y vienen en el tiempo, que nos ofrecen todas esas pasiones: el amor, el cine, los libros, los viajes, los amores, los amigos, el tiempo, las risas, los mitos, las decepciones, las tristezas... Tres clásicos en uno. Lo culto y lo popular. Sara Montiel, Marilyn, Peter Pan, las óperas, las callejuelas de Roma y los actores clásicos vestidos de romanos de la época... Y tantas y tantas cosas más... Páginas llenas de verdad y de vida. Porque eso, la vida, es lo único que importa, finalmente. Y él lo sabía. Estar aquí, a pesar de los pesares (cada uno con los suyos), y poder contarlo. Han pasado diez años desde que Terenci ya no puede contárnoslo. Diez años, sí, echándole de menos. Su ingenio, su mordacidad, su ternura, su ironía, sus ganas contagiosas de que esta rueda no dejase de girar. Sus palabras: en los libros y los periódicos y las entrevistas. Toda aquella sabiduría. Diez años sin Terenci. Sus libros (novelas, ensayos, artículos recopilados...) siguen ahí, vigentes, al alcance de la mano. No podemos recordarle de mejor manera: volviendo a leer alguno de ellos. Como en aquella adolescencia solitaria que tuvimos y que, gracias a él (leyéndole mientras esperábamos la proyección de alguna película de sesión de tarde y de domingo, por ejemplo), aunque entonces no lo supiéramos, no lo fue tanto.
Terenci Moix, me interesé más por él después de asistir a una charla donde Ana Mª Matute y Ana Mª Moix hablaban acerca de sus vivencias e incluian sus anécdotas con Terenci. Tengo alguno de sus libros, así que seguiré tu recomendación.
ResponderEliminarPD: Te dije que ya había leido tu libro y que te haría algún comentario al respecto. En mi blog www.serdearcoyflecha.blogspot.com le he dedicado una entrada.
Un saludo
Lo malo es lo que me pasa a mi que por más que me miro en el espejo no veo reflejado el paso del tiempo y, de repente, hace 10 años que nos dejo Terenci y parece que fue ayer. Hoy la mejor forma de celebrarlo es yendo al cine a ver una de Sara Montiel, como decían hoy en la radio por la mañana cuando recordaban su aniversario o viendo una de Walt Disney. Vida adulta y niñez, qué importante llevarlas de la mano y no perderlas de vista.
ResponderEliminarTodos los años lo veía en la Feria del Libro de Madrid, y todos los años me decía lo mismo: Vive, vive, vive. No pares de leer y vive. Hoy, mi recuerdo para él, lo concentro en el último beso que me dio.
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