jueves, 24 de julio de 2025

La muerte de las madres

Es verdad que últimamente lloro con mucha facilidad. No tengo que recurrir a grandes tragedias. Me basta con pasar por ciertas calles, percibir determinados olores o cambiar la hoja del calendario. Me dejo llevar. Por eso, como Almodóvar, no me quito las gafas de sol aunque estemos en una terraza a las diez de la noche. Tampoco me importa que me consideren un imbécil. Poco me influyen a estas alturas los rumores de las esquinas, como comprenderéis. Hoy he llorado temprano, en casa, sin gafas de sol. Ha sido leyendo el artículo que publica Eva Güimil en la sección de televisión de El País. Un artículo que pide a voces (Secretos a voces, diría Alice Munro) un relato largo y que hubiesen aplaudido Carmen Rico Godoy y Nora Ephron, y que seguro que les ha encantado a Elvira Lindo y Maruja Torres, sin ir más lejos. Ese brutal escalofrío que atraviesa sin piedad lo cotidiano. No os lo perdáis. Aunque estoy suscrito al periódico, creo que voy a comprarlo en papel para recortarlo, como entonces. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario