A veces, caminando por Viena, uno tiene la sensación de estar en otra época. Las calles, los edificios, los monumentos, los emblemáticos cafés... Y, sin embargo, inesperadamente, uno también se puede encontrar ciertos toques de modernidad. Una música, los carteles de la exposición de algún museo, un paso de cebra con los colores de la bandera gay o unos bancos pintados con esos mismos colores. Así encontramos entonces estos bancos, después de una larga y provechosa caminata, frente a un local de comidas con la estructura de esos cafés antiguos. Clasicismo y modernidad en natural armonía. Naturalidad. Libertad. Tolerancia. Respeto. La vieja Europa acoplándose a los nuevos tiempos. Unos colores, simplemente. Los colores que llevan implícitas esas consignas. Naturalidad. Libertad. Tolerancia. Respeto. ¿Palabras muy repetidas? Puede ser. Pero hoy, a la vista de determinados acontecimientos (constantes agresiones y atentados incluidos), vuelven a ser más necesarias que nunca. Ese mundo en el que todo el mundo tiene el derecho de habitar (recordemos que la homosexualidad sigue estando perseguida y castigada en numerosos lugares). Todos los 28 de junio y todos los años que queden por delante. Así que volvemos a repetirlas. Alerta. Siempre alerta, pese al cansancio acumulado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario