Recuerdo a mi abuela Virginia siempre alegre delante de su máquina de coser. A pesar de los problemas, ella cosía y reía. Era feliz haciendo su trabajo. A veces, cantaba. Y nosotros, tan pequeños entonces, nos uníamos a la fiesta. Cuando estoy triste o agobiado, recuerdo aquellas tardes de sábado. Y me digo que aquella actitud de la abuela es la que hay que seguir. Leyendo la entrevista que hoy Elvira Lindo le hace a una de las modistas de Caprile, me he vuelto a acordar de mi abuela. Aquella risa. Aquellas canciones. Aquel amor que sentía por su trabajo. Ésa es la actitud, me digo una vez más.
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