Un hombre desaparecido. Un detective que se hace pasar por cura. Una mujer con mucho carácter: la madre del desaparecido. Un pueblo en la España vacía. Y una importante galería de secundarios, con especial atención a una de las voces narradoras, Olivia. Elena Casero parte con estas premisas en su última novela, 'La estela del milano negro', de muy cuidada edición. Novela negra, sí, pero, como toda buena novela negra, también psicológica y social (los problemas de hoy en día se cuelan sutilmente entre sus páginas). Tiene buen ritmo (a veces cuesta dejar su lectura para ocuparse de otros quehaceres), pero eso, el ritmo, no es lo fundamental en este caso, sino deleitarnos en lo que nos cuenta y en cómo lo cuenta, alternando personajes y descripciones detalladas con el pulso de la excelente escritora que Casero es. Como ya demostró ampliamente en su anterior y magnífico trabajo, 'Las dos Adelaidas' (buscadla también si no la habéis leído), de temática muy diferente a la que hoy nos ocupa.
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