miércoles, 1 de junio de 2011

Alice Munro

Hace ya unos cuantos años, cuando aún no estaba de moda, leí algunos de sus libros, los que estaban publicados en nuestro país. En alguna parte, Soledad Puértolas -cuya literatura guarda más de un punto en común con la de la canadiense- comentó que sus cuentos se encontraban entre sus favoritos y ese mismo día fui a buscar alguno de sus títulos a la biblioteca pública, la de El Fontán, donde tantas tardes de mi vida he pasado. Alice Munro era canadiense como Margaret Atwood y como Margaret Laurence (hoy, injustamente olvidada), cuyas obras había leído con gran entusiasmo. Se trataba de una ama de casa que había decidido escribir. Lo hacía en su habitación, mientras sus hijas pequeñas jugueteaban alrededor. Uno de los primeros libros que leí de Munro fue "Las lunas de Júpiter", en una edición del año 82 de la editorial Versal. Me impactó de manera importante. Los relatos de Munro encerraban novelas enteras. En unas cuantas páginas, quedaban plasmadas historias familiares completas. El ir y venir de sus miembros, las alegrías y las desdichas, las zonas oscuras y las luminosas: vidas enteras plasmadas en aquellas pocas páginas. La miseria y la grandeza de lo cotidiano. Muchas historias de mujeres. Madres, hijas, abuelas. Mujeres que vivían atrapadas en sus destinos, que se rebelaban contra ellos, que buscaban su destino. Pequeñas piezas que encajaban a la perfección dentro de un puzzle. Algunos años después, cuando Alice Munro aún seguía sin estar de moda y sus libros continuaban siendo inencontrables más allá de especializadas librerías de viejo, hallé aquel libro, "Las lunas de Júpiter", en una de ellas y a un precio astronómico. Ah, la mitomanía literaria siempre cuesta dinero, mucho dinero, ¿quién dijo lo contrario? Y me hice con él. Hoy, junto a otro título editado por Versal, "Amistad de juventud", es uno de los tesoros de mi biblioteca. Alice Munro, la mujer que un día dijo: "El triunfo de mi vida ha sido que ninguno de los ambientes en los que me encontré dominaron sobre mí". Alice Munro está ahí, en mi biblioteca, junto a las otras escritoras canadienses y también junto a los libros de quien me la recomendó aquella lejana tarde, Soledad Puértolas. Poco a poco, gracias a la editorial RBA, se fueron publicando sus nuevos títulos y recuperando los antiguos. En las estanterías de las librerías en las que trabajé, siempre estuvo ella, Alice Munro. También en los escaparates. A algunos grandes aficionados a la buena literatura -algunos buenos amigos, como Álex; otros, no-, les recomendé aquellos libros y se quedaron maravillados con aquella prosa sencilla que escondía detrás miles de historias, de sentimientos, de latidos. Poderoso mundo literario, pese a esa aparente sencillez, el suyo. Este año vuelve a estar entre los finalistas de los Premios Príncipe de las Letras. Espero que, de una vez por todas, se lo den. Si así ocurre, como tantas veces deseé, no tendré escaparate de librería donde colocar sus libros. Cosas que pasan. Sé que algunos amigos libreros (de verdad), lo harán por mí, mientras me sumerjo de nuevo en una de esas historias, tantas veces leídas, y rememoro alguno de aquellos viajes, los que iban de la casa de mis padres a la biblioteca pública de El Fontán. Sin duda, algunos de mis mejores viajes. Y tan fascinantes y llenos de expectación como si hubiesen sido al otro lado del mundo.

2 comentarios:

  1. Buenos días,
    Esta claro que esta mujer me persigue. Fíjate hace como tres semanas o así, salió en Pasapalabra, que prosaico verdad?. Con la M apellido de la autora de "Las lunas de Júpiter" ostras ni idea, y en vez de quedarme con el resto de palabras que no sabían los concursantes, me fuí corriendo a buscarla en Internet. (¡Qué ignorante soy! ¡Qué suerte de ignorancia la mía que se puede solucionar!)
    A los pocos días tu entrada en el blog volvía a mencionar esa autora, Alice Munro, ayer en la prensa sonaba como candidata a los Premios Príncipe, y ahora tú, una entrada entera dedicada a ella.
    Si algún día yo escribo un blog podré contar que me la recomendo Ovidio Parades...
    Decididamente esta tarde me la compro: "Las lunas de Júpiter" y "Amistad de juventud"
    No tengo que saber nada más, esta claro que esa mujer tiene que pasar a formar parte de mi vida.
    Ayer me compré "El extraño viaje" Siento mucho no habertelo comprado en la librería Trabe, no sé si llevarlo siempre en el bolso para el día que nos encontremos callejeando por Oviedo me lo firmes.
    Tenemos recuerdos muy semejantes: en mi caso era mi madre la que cosía para fuera... pero eso ya lo hablaremos algún día tomandonos unos vinos.
    Muchos besos
    Bea

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  2. Yo también espero que le den el príncipe a esta maravillosa escritora, Ovidio, me encanta que le hayas dedicado el post de hoy a ella.
    Bea, yo si fuera tú no estaría tranquila hasta descubrir a qué se deben esas coincidencias: las casualidades no existen, todo obedece a alguna razón, ¡inquietante!

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